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Ángel de la Guarda, la cual oraba todos los días. Mientras rezaba comenzó a llenarse mi conciencia con pensamientos ofensivos contra Jesús los cuales yo trataba de rechazarlos, pero me era casi imposible. Esa noche me acosté muy confundido y extrañado con lo que me había pasado. Al día siguiente muy preocupado y teniendo aun lapsos con estos pensamientos que yo no quería, se lo conté a mi mamá y le pregunté de que se trataba, porque me sucedía eso y ella me respondió que no me preocupara ya que todos teníamos un ángel bueno en un hombro y otro malo en el otro y que el ángel malo nos hacía pensar cosas malas y el bueno lo contrario. Quedé mas tranquilo con ésa explicación tan ilustrativa para el entendimiento de un niño de ocho años, pero no sin sentirme un tanto desconcertado.
Después con el transcurso del tiempo estos pensamientos se fueron alejando de mi conciencia, hasta el punto de olvidarme totalmente de ellos.
Disfrutaba la vida, disfrutaba mi familia, no sin tener conflictos como en todo núcleo familiar, era un buen alumno en el colegio, tenía buenos amigos, tenía la vida despreocupada de un niño.
Cuando llegué a la edad de 11 años tuve un pleito con otro compañero en la escuela. Comenzamos a pegarnos puñetazos y en un momento mi contrincante me da un certero golpe en la sien derecha dejándome inconsciente. Desperté veinte minutos después acostado en el sofá de la rectoría. Nadie en la escuela me había llevado al hospital, ahora me doy cuenta de esa negligencia, e incluso volví a clases y en la tarde me volví a casa como todos los días. Al llegar, mi madre me preguntó que me había sucedido en la cara, y yo, por temor a una reprimenda le dije que solo me había caído en la escuela. Ella se indignó al saber que no me habían llevado al hospital y me dijo que me llevaría al médico para ver si quedé con alguna secuela. Consiguió una hora para cuatro días más.
En uno de ésos días antes de ver al médico comenzó lo que marcó totalmente mi vida. Estaba mirando televisión cuando escuché que uno de los personajes de una telenovela decía textualmente: “Nunca podré olvidar esto”. Esa frase quedó marcada a fuego en mi conciencia y me dije a mi mismo - ¿Es posible que una idea nunca se olvide o que permanezca para siempre en la conciencia, a cada instante?. Esa misma noche antes de dormir realicé una especie de experimento y me propuse a pensar permanentemente en la melodía de una canción, a tener presente esa sensación y que no se me fuera de la cabeza. Ok me dije, me mantuve pensando en eso como por media hora y cuando quise terminar con éste seudo experimento, no pude, Dios mío, quería quitarme esa melodía de la cabeza pero no podía. ¡Que es lo que había hecho! y desde ése momento irremediablemente sentí que perdía mi voluntad para pensar lo que yo quisiera. Era como si hubiera creado un monstruo dentro de mi mente con voluntad propia o que había descubierto algo terrible, tabú para la mente humana.